Homenaje a Bohemia Suburbana

Eran las siete. La zona uno empezaba a sumergirse en la turbulencia de las altas horas de la noche … la escasa iluminación parecía querer esconder esos detalles que le avergüenzan ahora, después de muchos años siendo el albergue de la creme de la creme de la sociedad guatemalteca …

Buscamos parqueo, - ¿se lo cuido jefe ?- nos bajamos del carro, - bien cuidado pués - llevando en las chumpas una libra de frijol ó arroz, el precio de la entrada a la experiencia suburbana. Por fin le pondríamos cara, a las voces y sonidos que un día escuchamos por primera vez en el “face off” de un Suzuki Samurai Blanco.

Entramos a la pequeña bodega, 200 rockeros, caqueros y choleros, todos juntos. Las chelas sudando frío fueron el preludio.

De repente, 5 cerotes en el escenario con cabezas de televisor … la fiesta bohemia empieza. La fuerza de “Yo te Vi”, nadie sabe, la psicodélia de “Tienes Miedo”, todas fueron desfilando una a una en fila india, en el pequeño escenario de tablas, que casi cede a la fuerza del mejor rock de Guate. El aire se calienta, el sudor nos empapa, el cigarillo pasa de mano en mano … sigue el mosh … EL SEXO ES FANTASTICO!

Llega la nostalgia con “En el Jardín”, tiempo para respirar, para cantar, para mojar los labios … No hay tiempo, llega la brutal “Dios es Ajeno”: Juuuhhh jahhh ja jauhhh !!! “Viento, que soplaba tu mirada …”

La cama revuelta estaba, después de una hora de acción, y luego en la sala … se bajó el telón.

Hay cosas que nunca se olvidan, momentos que solo con recordarlos, provocan escalofríos y te ponen los pelos de punta y la piel de gallina. Conciertos y conciertos en la zona uno, en la Boheme, en la Antigua, en Pana, en la Plaza de Toros … Gracias Bohemia, gracias por estar siempre presente en nuestras chingaderas de patojos bolos … Que poco sabíamos entonces de la vida ... seguimos sin saber nada …