Rueda Fortuna ( Parte I )
En ésta vida en la que cada vez menos nos paramos a reflexionar o a tomar un respiro, en la que la implacable maquinaria de la sociedad y el consumismo obsesivo nos lleva a vivir con vendas en los ojos, orientados únicamente con el bastón de la rutina. Estrés, ansiedad, depresión, (las nuevas plagas del siglo XXI ?) son palabras que no recuerdo cuando empecé a utilizar…
La vida es un suspiro y si no aprendés a disfrutarla ( “hasta los malos ratos” … aunque ésta frase me ha sonado siempre de locos ) llegará el día en que no te quede más remedio que echar la vista atrás y utilizar esa frase, que hace muchos años aprendí que hay que evitar utilizar siempre que se pueda: “Si hubiera…hecho tal cosa …”
“El hubiera es para los tontos”. Así de claro lo dijo el padre Dubón - el sacerdote encargado de la secundaria en el colegio donde estudié - una mañana mientras intercambiaba con un compañero una estampita del album del mundial de fútbol, Italia 90, distraído, hasta que Dubón lanzó esa frase que me supo a acusación personal …
Eso fue hace ya 16 años y aquella frase fue una de las primeras que anoté en algún lugar, pensando en agrupar en un librito, las palabras más sabias que me ayudarían en mi lucha personal contra la inseguridad interior que a veces siento cuando escucho lo de: “La vida es dura patojo”.
En fin, estoy seguro que todos hemos tenido alguna vez momentos como éstos, en los que alguna frase se nos queda clavada allí, donde el tiempo no les hace daño y desde donde saltan oportunas en los momentos en que te hace falta claridad y fuerzas para seguir … Quién no ha tenido uno de esos ?
Y generalmente en esos duros momentos, tu entorno parecen transformarse para hacer aún más gris el escenario. La analogía de éstas situaciones con la luz y la oscuridad no ha surgido de la nada.
Yo un día anduve en una oscuridad espesa y no necesariamente por alguna situación extraordinaria o radical, simplemente por no pararme a reflexionar o a tomar un respiro, y porque la implacable maquinaria de la sociedad me hacía vivir con vendas en los ojos, orientado únicamente con el bastón de la rutina. Estaba estresado, ansioso, deprimido …
“Hasta que un día vi la luz…” No, no soy fanático religioso tampoco, pensé que quedaría bonita esa frase. Y con un simple “dibujito” una persona que llamaré el Señor X - para proteger su identidad jeje – se sentó a mi lado, sacó un papel y un lápiz y empezó a dibujar algo como esto:
La vida es un suspiro y si no aprendés a disfrutarla ( “hasta los malos ratos” … aunque ésta frase me ha sonado siempre de locos ) llegará el día en que no te quede más remedio que echar la vista atrás y utilizar esa frase, que hace muchos años aprendí que hay que evitar utilizar siempre que se pueda: “Si hubiera…hecho tal cosa …”
“El hubiera es para los tontos”. Así de claro lo dijo el padre Dubón - el sacerdote encargado de la secundaria en el colegio donde estudié - una mañana mientras intercambiaba con un compañero una estampita del album del mundial de fútbol, Italia 90, distraído, hasta que Dubón lanzó esa frase que me supo a acusación personal …
Eso fue hace ya 16 años y aquella frase fue una de las primeras que anoté en algún lugar, pensando en agrupar en un librito, las palabras más sabias que me ayudarían en mi lucha personal contra la inseguridad interior que a veces siento cuando escucho lo de: “La vida es dura patojo”.
En fin, estoy seguro que todos hemos tenido alguna vez momentos como éstos, en los que alguna frase se nos queda clavada allí, donde el tiempo no les hace daño y desde donde saltan oportunas en los momentos en que te hace falta claridad y fuerzas para seguir … Quién no ha tenido uno de esos ?
Y generalmente en esos duros momentos, tu entorno parecen transformarse para hacer aún más gris el escenario. La analogía de éstas situaciones con la luz y la oscuridad no ha surgido de la nada.
Yo un día anduve en una oscuridad espesa y no necesariamente por alguna situación extraordinaria o radical, simplemente por no pararme a reflexionar o a tomar un respiro, y porque la implacable maquinaria de la sociedad me hacía vivir con vendas en los ojos, orientado únicamente con el bastón de la rutina. Estaba estresado, ansioso, deprimido …
“Hasta que un día vi la luz…” No, no soy fanático religioso tampoco, pensé que quedaría bonita esa frase. Y con un simple “dibujito” una persona que llamaré el Señor X - para proteger su identidad jeje – se sentó a mi lado, sacó un papel y un lápiz y empezó a dibujar algo como esto:
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